En el vertiginoso mundo de la Fórmula 1, donde cada curva puede cambiar el destino de un equipo, el paddock de Alpine acaba de convertirse en el epicentro de una tormenta que podría redefinir el futuro de la escudería francesa. Flavio Briatore, el astuto asesor ejecutivo conocido por sus maniobras controvertidas y su olfato para el drama deportivo, ha convocado una reunión de emergencia en las instalaciones de Enstone. El detonante no es otro que las declaraciones incendiarias de Pierre Gasly, el piloto francés que ha expresado abiertamente su insatisfacción, enfado y profunda preocupación por su posición dentro del equipo. En un comunicado que ha sacudido las redes y los foros especializados, Briatore dejó caer una advertencia que resuena como un trueno: “No toleraré actitudes o egos personales que perjudiquen el desarrollo general del equipo”. ¿Se trata de un pulso interno que amenaza con fracturar a Alpine justo cuando intentan escalar en la parrilla, o es la chispa que enciende una revolución estratégica? Lo que está claro es que este episodio revela las grietas en una estructura que, bajo la batuta de Briatore, busca recuperar la gloria perdida.
Para entender el alcance de esta crisis, hay que retroceder unas semanas hasta el Gran Premio de las Américas en Austin, donde las tensiones estallaron en la pista. Pierre Gasly, con su experiencia de casi una década en la élite del automovilismo, se vio involucrado en un incidente con su compañero de equipo, el joven prodigio argentino Franco Colapinto. En las vueltas finales, Colapinto ignoró una orden directa del muro de boxes que instaba a mantener las posiciones, adelantando a Gasly en una maniobra que no solo rompió el protocolo interno, sino que generó un malestar palpable en el garaje de Alpine. Fuentes cercanas al equipo revelan que Gasly, visiblemente frustrado al cruzar la meta, descargó su ira en privado: “Esto no es lo que esperaba cuando firmé por Alpine. Siento que mi rol se diluye en medio de decisiones que priorizan experimentos sobre resultados consistentes”. Sus palabras, filtradas a la prensa especializada, pintan un retrato de un piloto que, pese a su lealtad, comienza a cuestionar si el proyecto francés le ofrece el camino hacia el podio que merece.
Briatore, ese eterno zorro de la Fórmula 1 que ha resucitado carreras y destronado campeones, no tardó en reaccionar. El italiano, de 75 años pero con la energía de un veinteañero en boxes, ha convertido su regreso a Alpine en una saga de altibajos. Recordemos que su nombramiento como asesor especial en 2024 fue visto como un salvavidas para un equipo que coqueteaba con la mediocridad. Bajo su influencia, Alpine ha invertido en jóvenes talentos como Colapinto, atrayendo a un piloto de 21 años que debutó con destellos de genialidad en 2025, poniéndose a la par de Gasly en simuladores y sesiones de clasificación. Sin embargo, el choque en Austin parece haber sido la gota que colmó el vaso. Según informes de Motorsport.com, Briatore habría orquestado la controvertida orden de equipo precisamente para probar la temple de Colapinto bajo presión. “Lejos de mostrar enojo, Briatore reaccionó con una sonrisa de satisfacción”, relató un periodista de ESPN presente en el box, sugiriendo que el italiano ve en esta desobediencia un signo de carácter ganador. Pero para Gasly, esa “prueba” fue el colmo. En una entrevista exclusiva con TyC Sports poco después de la carrera, el francés no se mordió la lengua: “Pasan cosas raras aquí. No hay mucho que contar sobre nuestra velocidad, pero lo que duele es sentir que el equipo no respalda por igual a todos. Estoy enfadado porque merecemos más que excusas y reuniones reactivas”.
Esta reunión urgente, programada para este fin de semana en la previa del Gran Premio de México, no es un mero trámite administrativo. Fuentes internas indican que Briatore ha invitado a Gasly, Colapinto y a los altos mandos técnicos, incluyendo al director general Bruno Famin, para diseccionar no solo el incidente de Austin, sino el clima general de la escudería. El objetivo declarado es alinear visiones y evitar que “egos personales” erosionen el progreso colectivo, como enfatizó Briatore en su nota oficial. Pero detrás de las puertas cerradas, el debate podría girar en torno a contratos y alineaciones futuras. Gasly, cuyo acuerdo expira en 2026, ha sido vinculado con rumores de salida a equipos medianos como Williams o incluso un retorno a Red Bull. Colapinto, por su parte, emerge como el favorito de Briatore para el largo plazo, con ingenieros elogiando su adaptabilidad al A525, el monoplaza que ha mostrado chispazos en circuitos como Bakú. En una charla con The Race recogida por El Litoral, Briatore no ocultó su preocupación por el rendimiento global: “Perdimos terreno frente a rivales directos tras carreras sin puntos, y francamente, este nivel es cada vez más preocupante. Necesitamos unidad, no divisiones”.
El impacto de esta bomba trasciende los muros de Alpine. En un campeonato donde Mercedes y Ferrari pelean por el dominio y Red Bull consolida su era Verstappen, los equipos de media tabla como Alpine no pueden permitirse lujos internos. La insatisfacción de Gasly resuena en la comunidad de fans, que en foros como Reddit debaten si el francés merece un mejor destino. “Gasly es demasiado bueno para Alpine”, escribió un usuario en un hilo que acumuló cientos de comentarios. Y no es para menos: en 2025, Gasly ha sumado podios esporádicos, pero sufre con un coche que carece de la fiabilidad para pelear consistentemente. Briatore, consciente de que su legado depende de resultados, parece apostar por una mezcla de experiencia y juventud. En declaraciones a Car and Driver, el italiano urgió: “Necesito más de Gasly y Colapinto. El desarrollo del equipo pasa por su compromiso total”. Colapinto, por su lado, ha mantenido un perfil bajo, pero en una breve interacción post-Austin con La Gaceta, admitió: “Entiendo la frustración de Pierre; todos queremos ganar, y estas situaciones nos hacen más fuertes como equipo”.
Mientras el mundo de la F1 contiene la respiración, esta reunión podría ser el punto de inflexión para Alpine. ¿Logrará Briatore apaciguar los ánimos y forjar un dúo imbatible con Gasly y Colapinto? ¿O la preocupación del francés derivará en un adiós que sacuda el mercado de pilotos? Lo que Briatore ha dejado entrever es que no habrá espacio para divagaciones: el progreso colectivo prima sobre todo. En un deporte donde los egos chocan más fuerte que los coches en Monza, esta historia promete giros inesperados. Los aficionados, hipnotizados por el espectáculo, esperan con ansias el próximo capítulo, porque en la Fórmula 1, nada es predecible y todo puede cambiar en una vuelta.
