El Gran Premio de Brasil 2025 quedará grabado en la memoria de los aficionados a la Fórmula 1 no solo por la victoria dominante de Lando Norris bajo la lluvia torrencial de Interlagos, sino por el terremoto que sacudió el paddock minutos después de la bandera a cuadros. Oscar Piastri, el joven australiano de McLaren que cruzó la meta en segunda posición, no dudó en lanzar una bomba que aún resuena en todo el mundo del automovilismo. “Tengo pruebas de que hizo trampa”, declaró Piastri con el rostro empapado por la lluvia y la adrenalina, señalando directamente al Red Bull de Max Verstappen, quien remontó desde el pit lane hasta el tercer escalón del podio.

La acusación no fue un arrebato de frustración. Piastri, conocido por su precisión quirúrgica tanto en pista como en sus palabras, explicó que durante la carrera observó comportamientos anómalos en el RB21 del campeón neerlandés. Según el piloto de 24 años, el motor Honda de Verstappen mostraba picos de potencia inexplicables en recta, especialmente en el sector dos, donde el neerlandés ganaba hasta tres décimas por vuelta respecto a los datos telemétricos de McLaren. “No es normal que un coche que sale desde boxes y con una estrategia conservadora tenga ese empuje en condiciones de lluvia extrema. Tengo los datos y se los he entregado a la FIA”, afirmó Piastri en la sala de prensa, donde los periodistas apenas podían contener su sorpresa.
La Federación Internacional del Automóvil no perdió tiempo. Apenas 48 horas después de la carrera, un equipo de técnicos liderado por Nikolas Tombazis, director técnico de monoplazas de la FIA, llegó a la fábrica de Red Bull en Milton Keynes. Lo que encontraron superó incluso las peores sospechas de McLaren. Los sensores de flujo de combustible revelaron que el sistema de recuperación de energía del Red Bull superaba en un 8% el límite permitido durante las vueltas 32 a 45, precisamente cuando Verstappen inició su remontada definitiva. “Es una violación clara del artículo 5.2.3 del reglamento técnico”, explicó Tombazis en un comunicado oficial que circuló como pólvora entre los equipos.

Pero la historia toma un giro aún más intrigante. Fuentes internas de Red Bull aseguran que el problema no fue intencional, sino consecuencia de un fallo en el software de gestión del ERS que se activó bajo condiciones específicas de humedad y temperatura. Christian Horner, director del equipo, defendió a su piloto con vehemencia: “Max condujo de manera magistral, como siempre. Si hubo una anomalía, fue técnica, no trampa. Estamos cooperando plenamente con la FIA”. Sin embargo, las imágenes de telemetría filtradas por un ingeniero anónimo muestran que el exceso de potencia coincidió exactamente con los momentos en que Verstappen adelantó a George Russell y Charles Leclerc, dos maniobras que en su momento parecieron imposibles.
La sanción no se hizo esperar. El 12 de noviembre, la FIA anunció la descalificación de Max Verstappen del Gran Premio de Brasil, otorgando el tercer puesto a George Russell y desplazando al resto de la clasificación. Red Bull también recibió una multa de 2 millones de euros y la pérdida de 15 puntos en el campeonato de constructores. “Es un precedente importante para la integridad del deporte”, declaró Mohammed Ben Sulayem, presidente de la FIA, quien prometió revisar todos los datos de las últimas tres carreras.

Oscar Piastri, por su parte, no celebró la decisión. En una entrevista exclusiva horas después del veredicto, el australiano mostró una madurez que contrasta con su juventud: “No me alegra que le quiten puntos a nadie, pero la Fórmula 1 debe ser justa. Si no denunciamos estas cosas, ¿qué sentido tiene competir?”. Sus palabras calaron hondo en la comunidad de fans, que inundaron las redes sociales con el hashtag #PiastriTieneRazón, trending topic mundial durante más de 24 horas.
El impacto va más allá de Brasil. McLaren, que ya lideraba el mundial de constructores antes de la sanción, amplía su ventaja a 62 puntos sobre Ferrari, mientras Red Bull cae al tercer puesto. Max Verstappen, que había recuperado el liderato del campeonato de pilotos tras su victoria en México, ahora ve amenazado su cuarto título consecutivo. “Esto no cambia nada en mi enfoque”, dijo el neerlandés en una storie de Instagram que acumuló millones de reproducciones. “Seguiré empujando hasta Abu Dhabi”.

Lo que nadie esperaba era la reacción de Helmut Marko, asesor de Red Bull, quien en una entrevista con la televisión austriaca dejó caer una frase que alimenta la conspiración: “Si McLaren tiene tantos datos, quizás deberían explicarnos cómo lograron esa velocidad en curva tres durante la clasificación”. La guerra de declaraciones apenas comienza.
Mientras los equipos preparan sus coches para el Gran Premio de Las Vegas, una pregunta flota en el aire: ¿fue este el único caso de irregularidad técnica en 2025? La FIA ya ha anunciado inspecciones aleatorias en las próximas carreras, y los ingenieros de todos los equipos trabajan contrarreloj revisando sus sistemas. Lo que comenzó como una acusación post-carrera se ha convertido en el mayor escándalo técnico desde el DAS de Mercedes en 2020.
Oscar Piastri, el chico que llegó a la F1 como novato del año en 2023, se ha transformado en el guardián inesperado de la transparencia deportiva. Sus “pruebas” no solo cambiaron el resultado de una carrera, sino que podrían redefinir la temporada entera. La Fórmula 1, ese circo de velocidad y tecnología, nos recuerda una vez más que en la cima, la línea entre la genialidad y la ilegalidad es más delgada de lo que parece.
