El estudio de DAZN México se congeló cuando Sergio Pérez soltó el grito que llevaba meses conteniendo. Nadie esperaba que el piloto más querido y odiado del país estallara así frente a millones de espectadores.
“¡Cállense todos, carajo! ¿Quiénes se creen que son para juzgarme así?”, resonó su voz ronca. El silencio fue tan denso que hasta el zumbido de las luces se escuchaba. Nadie se atrevía ni a toser.

Los comentaristas, con Juan Fossaroli a la cabeza, se quedaron petrificados. Hace apenas cinco minutos estaban destrozando su carrera tras el abandono en el GP de México 2025. Ahora parecían niños regañados.

Checo tenía los ojos inyectados en sangre. Su casco aún llevaba las marcas del impacto contra el muro en la curva 8. Había corrido con fiebre, con presión arterial altísima, pero nadie mencionó eso.
“¿Saben lo que es correr con 39 de fiebre? ¿Saben lo que es que te digan que si no sumas puntos te botan como perro?”, continuó con la voz quebrándose apenas. El estudio temblaba.
En redes sociales mexicanas lo habían crucificado toda la semana. Memes de él llorando, videos editados con música de funeral, hashtags como #FueraCheco y #RetirateYa eran tendencia desde el domingo.
Hasta su propia familia recibió amenazas. Su esposa Carola tuvo que desactivar comentarios en Instagram porque le deseaban la muerte a sus hijos. Eso fue la gota que rebalsó el vaso.
“Ustedes hablan desde un sillón con cerveza en mano mientras yo arriesgo la vida cada fin de semana”, señaló con dedo acusador a la cámara. El director de transmisión se puso blanco.
Christian Horner miraba la pantalla desde Milton Keynes sin saber qué hacer. El community manager de Red Bull tenía el dedo sobre el botón de “publicar comunicado” pero no se atrevía.
Checo siguió: “Me comparan con Max como si yo tuviera el mismo coche. ¿Alguna vez han visto mis datos de telemetría? ¿Saben cuántas veces me toca levantar un coche roto?”.
El público en el estudio empezó a aplaudir tímidamente. Primero una persona, luego diez, al final todo el foro oval estaba de pie gritando su nombre.
“¡Che-co! ¡Che-co! ¡Che-co!”, retumbaba. Algunos periodistas veteranos tenían lágrimas. Nunca habían visto algo así en veinte años cubriendo Fórmula 1.
“Critican que no gano desde hace dos años, pero olvidan que en 2022 y 2023 mantuve a Red Bull en el campeonato de constructores cuando Max tenía problemas”, su voz ya no temblaba, era pura furia fría.
“Sin mis puntos en Bakú, en Singapur, en Japón… Max no tendría esos títulos. Pero eso no lo dicen cuando me necesitan de escudero, ¿verdad?”, miró directamente a la cámara de Sky Sports que retransmitía en directo.
En Austin, Helmut Marko escupió el café. En Brackley, Toto Wolff soltó una carcajada nerviosa. El paddock entero estaba viendo la transmisión ilegal por WhatsApp.
“Me dicen que soy viejo a los 35 años. ¿Y Alonso a los 44 sí puede y yo no? ¿O es porque soy mexicano y no europeo?”, el golpe bajo hizo que varios comentaristas bajaran la mirada.
Carola Pérez, desde el palco VIP, lloraba abrazada a Chequito. Su hijo le preguntaba por qué papá estaba tan enojado. Ella solo pudo abrazarlo más fuerte.
“Mi padre limpiaba baños para pagarme los karts. Mi madre vendía Avon puerta por puerta. Y ahora vengo a que me humillen en mi propia casa”, su voz se quebró por primera vez.
El presentador intentó interrumpir para ir a comerciales, pero Checo lo cortó en seco: “No, ahora me escuchan todos hasta el final, porque esta es la última vez que hablo de esto”.
“Si Red Bull no me quiere, que me lo digan de frente. Pero no voy a permitir que me maten en vida mientras todavía tengo contrato hasta 2026”.
El foro estalló otra vez. Las banderas mexicanas ondeaban como si estuviéramos en el Foro Sol. Hasta los camarógrafos aplaudían dejando las cámaras temblando.
“Me deben respeto. No por ser Checo Pérez el piloto, sino por ser Sergio Pérez el ser humano que nunca se rindió”, levantó el puño y miles lo imitaron.
DAZN cortó a negro y sacó un cartel de “problemas técnicos”. Pero ya era tarde: el video ya estaba en todas las redes y se volvió el más visto en la historia del automovilismo mexicano.
En menos de una hora #EstamosContigoCheco era tendencia mundial número uno. Hasta Lewis Hamilton tuiteó una bandera de México con un corazón.
Al día siguiente Red Bull emitió un comunicado diciendo que “Sergio sigue siendo parte importante de la familia”. Horner lo llamó personalmente para disculparse. Marko guardó silencio por primera vez en años.
Checo no contestó el teléfono. Estaba en Guadalajara, comiendo carnitas con su papá en el mercado de Santa Tere, como cuando tenía diez años y soñaba con la Fórmula 1.
