En un giro inesperado que ha sacudido al mundo del tenis, Jelena Djokovic, esposa del legendario Novak Djokovic, protagonizó una rueda de prensa cargada de emociones en Belgrado. Frente a las cámaras, lanzó una carpeta llena de documentos sobre la mesa y acusó públicamente a su marido de traición familiar.
Según Jelena, Novak habría firmado en secreto un contrato multimillonario con la empresa china Hengli Sports Group, valorado en 50 millones de dólares, que cede los derechos de imagen de su hijo menor, Stefan Djokovic, hasta que cumpla 18 años. La condición: Stefan deberá trasladarse a Pekín para entrenar desde 2026.
Con lágrimas en los ojos, Jelena exclamó ante la prensa: “¡No sabía nada!”. Afirmó sentirse traicionada y engañada por el padre de sus hijos, asegurando que nunca habría permitido un acuerdo que afectara el futuro de Stefan. “Esto no es un negocio, es mi familia”, añadió entre sollozos.
Minutos después, el portavoz del tenista serbio emitió un breve comunicado, calificando la rueda de prensa como un “malentendido interno” y negando cualquier irregularidad legal. Sin embargo, no desmintió la existencia del contrato con Hengli Sports Group, lo que encendió aún más la controversia en redes sociales.
En menos de dos horas, la noticia se volvió tendencia mundial. Millones de usuarios en X (antes Twitter) y Instagram debatían entre la ética y la ambición, mientras hashtags como #JelenaVsNovak y #StefanDjokovic acumulaban miles de menciones. Algunos apoyaron a Jelena; otros defendieron la visión deportiva de Novak.
Desde Pekín, un portavoz de Hengli Sports Group confirmó su “interés en colaborar con la familia Djokovic”, aunque evitó referirse al contrato de Stefan. “Buscamos formar alianzas globales con talentos deportivos emergentes”, indicó, alimentando aún más las sospechas de un acuerdo real y confidencial.
Analistas deportivos y juristas han comenzado a debatir las implicaciones legales y éticas del caso. Algunos consideran que el acuerdo podría violar normativas sobre explotación de menores, mientras otros señalan que los derechos de imagen de los hijos de celebridades suelen ser gestionados con antelación por motivos comerciales.
Varias figuras del tenis, entre ellas Marian Vajda y Ana Ivanovic, expresaron su sorpresa ante la situación. “Novak siempre ha protegido su vida privada; esto no se parece a él”, comentó un exentrenador. Otros, sin embargo, sostienen que la presión de los contratos internacionales puede llevar a decisiones drásticas.
Fuentes cercanas aseguran que la relación entre Novak y Jelena atraviesa su peor momento desde 2018, cuando circularon rumores de separación. La aparición pública de Jelena y su tono desafiante sugieren una ruptura de confianza que podría tener repercusiones tanto personales como profesionales.
Mientras los abogados revisan los contratos y los medios internacionales amplifican la historia, la familia Djokovic enfrenta uno de los episodios más turbulentos de su vida pública. Nadie sabe si habrá reconciliación, pero el daño a la imagen del número uno del tenis mundial ya parece irreversible.
La rueda de prensa de Jelena Djokovic ha abierto un debate profundo sobre los límites entre el deporte, la fama y la familia. En un mundo donde la ambición no conoce fronteras, la historia de los Djokovic nos recuerda que, a veces, el mayor desafío no está en la cancha, sino en el hogar.
