La explosión es total. El mundo del tenis femenino tiembla tras las incendiarias declaraciones de Anton Dubrov, el emblemático entrenador de Aryna Sabalenka, quien literalmente dio un portazo en el mismo instante de la derrota de su jugadora ante Elena Rybakina en Riad.

Según varios testigos presentes en las gradas, una discusión de increíble intensidad habría estallado en la pista central, pocos momentos después del punto de partido. Los gritos, los gestos bruscos y la tensión palpable congelaron al público, sorprendido por esta escena surrealista.
«¡Ya no me respeta!» habría gritado Anton Dubrov antes de abandonar precipitadamente el banquillo del equipo, dejando a una Sabalenka devastada, mirando el suelo sin decir palabra. La secuencia, filmada por varias cámaras, se volvió viral en pocos minutos en las redes sociales.
Desde hace varios meses, ya circulaban rumores sobre tensiones internas dentro del dúo Sabalenka–Dubrov. Algunos observadores hablaban de una relación «eléctrica», marcada por desacuerdos sobre la preparación mental y las estrategias de juego frente a grandes rivales.

Esta final perdida contra Rybakina parece haber sido la gota que colmó el vaso. Sabalenka, frustrada por sus errores directos y su lenguaje corporal cada vez más tenso, habría reprochado a Dubrov la falta de apoyo y claridad táctica en los momentos clave.
Por su parte, Dubrov habría respondido secamente, denunciando el comportamiento «ingrato» e «irrespetuoso» de la jugadora bielorrusa. Los intercambios entre ambos degeneraron rápidamente, bajo las miradas atónitas del staff y de los oficiales de la WTA.
El público de Riad, que acudió a presenciar este choque de fin de temporada, no esperaba vivir un drama de tal magnitud a plena luz del día. Mientras Rybakina celebraba calmadamente su victoria, las cámaras captaron a un Dubrov furioso, arrojando su gorra al suelo antes de abandonar la zona técnica.
Según una fuente cercana a la organización, miembros de seguridad tuvieron que intervenir para evitar que la situación fuera a mayores. Varios testigos afirman que Sabalenka intentó sujetar a Dubrov del brazo, pero él se zafó violentamente.
Esta imagen, grabada en la memoria de todos, quizá marque el fin de una era para uno de los dúos más temibles del circuito WTA. Porque Dubrov no era solo un entrenador: era un pilar, un confidente, a veces incluso una figura paterna para la jugadora bielorrusa.
La colaboración entre Sabalenka y Dubrov comenzó en 2018, y juntos alcanzaron la cima: dos títulos de Grand Slam, el puesto número 1 del mundo y una reputación de guerrera con mentalidad de acero. Pero detrás de esa imagen perfecta, las grietas se multiplicaban.
En las últimas semanas, varios observadores habían notado una falta de complicidad entre ambos. Los intercambios entre puntos se habían vuelto escasos, a veces fríos. Sabalenka parecía más nerviosa, Dubrov más distante. Un clima tenso que quizás ya anunciaba la explosión de esta noche.
Tras el encuentro, Dubrov no se mordió la lengua: «Ya no tengo nada que decir. Cuando una jugadora olvida el respeto, todo se derrumba. Le deseo lo mejor, pero para mí, esto ha terminado.» Palabras duras que confirmaron la ruptura inmediata.
Por su parte, Aryna Sabalenka no se pronunció públicamente, limitándose a abandonar la pista con el rostro serio, escoltada por miembros de su equipo. En Instagram, su última publicación —una foto previa a la final— ahora está inundada de mensajes de apoyo e incomprensión.
Los fans de todo el mundo se preguntan: ¿qué ocurrió realmente entre estas dos figuras tan unidas? ¿Cómo pudo una relación tan fuerte estallar de manera tan brutal, frente a millones de espectadores?

Algunos insiders mencionan profundas diferencias sobre la gestión psicológica de Sabalenka tras una temporada agotadora, marcada por polémicas políticas y presión mediática constante. Dubrov, por su parte, habría considerado que su jugadora «ya no escuchaba nada».
La WTA, consciente del impacto mediático de esta ruptura, aún no ha publicado un comunicado oficial. Sin embargo, varias figuras del circuito —como Ons Jabeur y Coco Gauff— han expresado su tristeza y sorpresa ante esta espectacular explosión.
«Es difícil de ver. Anton y Aryna formaban un equipo increíble», comentó una jugadora bajo condición de anonimato. «Pero a veces, la pasión y la presión pueden destruir incluso las conexiones más fuertes.»
El debate arde en las redes: algunos apoyan a Dubrov, otros acusan a Sabalenka de arrogancia. Una cosa es segura: esta separación marca un giro histórico en la carrera de la bielorrusa, que ahora deberá reconstruir su entorno antes de la temporada 2026.
Para el público, aquella noche debía ser una celebración del tenis femenino. Se convirtió en una tragedia emocional, símbolo de las tensiones ocultas detrás de la gloria. En un instante, el dúo Sabalenka–Dubrov pasó de la victoria a la desintegración total.
Las imágenes seguirán circulando, las especulaciones multiplicándose, pero una verdad permanece: en el deporte de élite, la línea entre pasión y explosión es tan fina como una red de tenis.
Y esa noche, en Riad, esa línea fue cruzada.
